Artículo de Milton Luna Tamayo, Coordinador Contrato Social por la Educación (CSE) y Miembro
del Directorio de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación.
En estos días, en el mundo de la educación, hemos tenido unas buenas e inquietantes noticias. En París, se aprobó el Marco de Acción de los objetivos globales de la educación 2030, cuyo lema central es "hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos".
Ciertamente esta agenda aprobada en la sede de la UNESCO, por los Estados y la sociedad civil del planeta, reconoce "el importante papel que desempeña la educación como motor principal del desarrollo...". ¿Pero cuál desarrollo? " Los sistemas de educación deben ser relevantes y responder a mercados laborales que cambian rápidamente, a los avances tecnológicos, a la urbanización, a la migración, a la inestabilidad política, a la degradación ambiental, a los peligros y desastres naturales, a los desafíos demográficos, al incremento del desempleo mundial, a la pobreza persistente, a la desigualdad creciente..."